sábado, 9 de enero de 2010

El Mal de Ardientes. Alcaudete 1559

Martinillo “el careto” (XI)

- ¿Qué te pasa Martín? ¿Ya se acabó el colegio...?- Preguntó el ama.
- ... Fray Servando, que ha tenido un ataque.
- Que Dios nuestro Señor nos asista.
Efectivamente así era, esa misma mañana don Ramiro mandó razón al físico Andrade y al barbero del Pilarejo para que se personasen en el convento del franciscano a fin de ver como se le podía ayudar. Según le explicó el físico al señor Setienne lo más seguro era que fray Servando se hubiese contagiado con el Mal de Ardientes o Fuego de San Antón, puesto que padecía de alucinaciones y convulsiones amén de una muy mala circulación de la sangre con el consiguiente peligro de aparición de gangrena en los brazos o piernas. Ya se quejaba de que sentía un frío intenso y repentino en todas las extremidades, incluso, a veces, sentía en las mismas una quemazón aguda. Había mucho peligro de que si lograba sobrevivir quedase mutilado. La cura era difícil por no decir imposible, así es que don Ramiro pidió permiso a la señora condesa para enviarlo a Colmar, en la parte alsaciana del reino de Francia, antes de que fuese tarde.
- Y...,¿decís que allí encontrará remedio?...
- Creo que puede ser la única esperanza
– respondió don Ramiro – La enfermedad no se ha cebado aún en nuestro fraile y tengo noticias de que los hermanos antonianos de Colmar, pueden curarlo, ya que además de las pócimas que utilizan disponen de un retablo misterioso que realizó el pintor y escultor Grünewald.
- ¿Un retablo decís?
– inquirió la señora condesa.
- Si, si, el retablo de Isenheim...- respondió don Ramiro.- El viaje se puede hacer enlazando con una de las expediciones que de continuo se mandan a Flandes, ya que Colmar se encuentra en su camino.
- No entiendo como la visión de un retablo pueda...
- Pues os puedo asegurar que esa visión cura a bastantes de los enfermos que lo contemplan. Ese santo retablo fue pintado hace unos cuarenta y cinco años y se cuentan por centenas los curados del Baile de San Vito, Mal de ardientes o fuego de San Antonio.
- Y ¿vos lo habéis visto?
- preguntó la condesa, no muy convencida.
- No en persona pero si que tengo en mi casa unos dibujos que os mostraré en cuanto me los traigan, pues ya he mandado a por ellos. Se trata de un retablo de madera esculpida y policromada que Grünewald pintó con varios paneles movibles que tienen representados a San Sebastián y San Antonio, abogados contra la plaga, en los laterales de un Calvario dramático y sobrecogedor, donde San Juan Evangelista consuela a la Santa María madre y a la Magdalena, a la izquierda de la cruz, mientras que a la derecha se nos muestra al Bautista que tiene a su lado al Cordero Pascual. Este Calvario se abre en dos paneles que nos muestran en su reverso la Anunciación y la Resurrección y nuevos paneles que por sus dos caras poseen impresionantes escenas como las tentaciones de San Antonio entre otras que ahora no recuerdo..., dicen que ante su contemplación, en modo y manera que disponen los antonianos, son muchos los enfermos que sanan.
- Pues sea como decís y disponed el viaje lo antes posible.


Don Ramiro Setienne lo organizó de inmediato; en una carreta viajaría el fraile acompañado del físico y una criada de palacio, y como guardia y custodia dispuso que cinco soldados de la guarnición le acompañasen en su camino a Colmar.
Martinillo estaba asustado y ni se atrevía a preguntar siendo el propio don Ramiro el que le tranquilizó, contándole que fray Servando sanaría a buen seguro, si así lo disponía Dios nuestro Señor y le mostró los dibujos del retablo que le produjeron, durante varias noches, las sobrecogedoras visiones que orlaron alguna que otra de sus pesadillas.

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