sábado, 9 de enero de 2010

Los dineros. Alcaudete 1559

Martinillo “el careto” (X)

El día que Martinillo cumplió los once años recibió una hucha como regalo. Se la regaló don Ramiro Setienne y dentro de ella le colocó un par de reales de plata. La hucha era preciosa, de madera con incrustaciones y refuerzos de metal, con cuatro patitas que semejaban garras de un felino y con una llave dorada que de seguida se colgó del cuello, después de prometerle a don Ramiro que nunca abriría la hucha a no ser por necesidad imperiosa o causa mayor.
A Martinillo le gustaba sopesar la hucha y agitarla para sentir como tintineaban dentro los dos reales de plata, toda una fortuna que el ama le había dicho que equivalía a cuarenta y ocho maravedíes o también 96 blancas. La tenía guardada dentro del armario y la sacaba de cuando en cuando para recrearse en su tesoro.
Sería porque Don Ramiro apreció cierta avaricia en el zagal o por una cuestión meramente didáctica que el anciano tutor requirió la atención del muchacho para explicarle las razones del dinero y lo que acarrea su pertenencia, así es que le preguntó:
- ¿Te gusta la hucha que te regalé por tu cumpleaños?
Y el chico contestó:
- Si don Ramiro es muy bonita y lo mejor es que ya tengo un ciento más dos blancas, porque el ama me ha dado seis y con los dos reales que me regaló vuesa merced...
- Está bien que seas ahorrador pero no querría que te volvieses avaricioso, los dineros valen lo que valen y para lo que valen, así es que todo en su justa medida...
- ¿Y qué es lo que valen don Ramiro?
- Pues verás con el dinero que tienes podrías comer en la posada de tu amigo Nuño "el Pecas", durante dos días aproximadamente y si me apuras hasta tres días.
-¿Tan poquillo?
- Pues sí, no es mucho que digamos, un plato de picadillo vale treinta maravedíes o algo más, lo mismo que una buena ración de carnero estofado y un plato de callos puede llegar a cincuenta blancas.
- Anda que no está caro ni ná...
- Muy caro, un costal de carbón vale treinta maravedíes, una hogaza de pan de dos libras vale veinticinco maravedíes y si un huevo vale una blanca ¿cuantos maravedíes cuesta una docena?
- Pues..., seis maravedíes ¿no?
- Efectivamente rapaz, eso valen también una docena de pajarillos para freirlos y una libra de cordero puede estar a 12 maravedíes o una gallina te puede costar cuarenta blancas.
- Entonces ¿Cuanto dinero hay que ganar para poder vivir y comer bien?
- Eso según cada cual, que no es más rico el que más tiene sino el que menos necesita y además es menester apañarse con lo que se tiene, ¡Conténtese el pobre, y no sea soberbio! Verás, el capitán de la guarnición del castillo debe cobrar unos cincuenta mil maravedíes al año, pero cualquier albañil que veas por el pueblo no cobra más de seis mil maravedíes en el mismo tiempo.
- ¿Entonces el alférez cuanto gana?
- Menos de la mitad que el capitán, ¿sabes lo que vale una pica?- Martinillo negó con la cabeza.- Pues vale un escudo.
- ¿Un escudo? y ¿cuanto es un escudo?
- Rapaz estás "in albis" en lo que se refiere a las monedas. Un escudo es la moneda que no hace muchos años ha sustituido al ducado y empezó valiendo trecientos cuarenta maravedíes, pero ahora se cambia por unos quince reales de plata.
-¿Y que son los reales de "a cuatro"?
- Pues verás se llaman así a los que valen cuatro reales, también los hay de "a dos" y hasta de "a ocho".
- ¿Y el doblón don Ramiro?
- Ese es otra cosa, piensa que es media onza de oro y se cambia, el sencillo por cuatro escudos y el de "a ocho" por ocho escudos
- Estoy pensando que el capitán si que gana dineros...
- No tantos muchachito, antes te dije que una pica vale un escudo y de las que se pierden o se rompen responde el capitán con su bolsillo, así es que... ¡Lo que has aprendido hoy!

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